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  • Foto del escritorAlexandra Porras

El patito feo #lenguadeseñas

Actualizado: 9 jul 2020


En una lejana granja, la Señora Pata esperaba con ansia la llegada al mundo de sus siete patitos. Llevaba tiempo empollandolos y podían llegar en cualquier momento. Todas sus amigas también estaban y ansiosas también.


Finalmente, después de mucho esperar, llegó el día en el que los patitos comenzaron a abrir los huevos, poco a poco rompian el cascarón y asomaron su cabecita. Todos se acercaron para apreciar a los polluelos.


Salieron los patitos, uno tras otro, ya iban seis. Todos estaban felices, la señora pata y sus amigas. ¡Los patitos eran preciosos y sanos! Pero faltaba un huevo, el más grande de todos. ¿Porqué no habrá salido aún? Todas lo rodearonl el huevo permanecia inmóvil.


El huevo comenzó a romperse minutos después y de él salió un sonriente pato, era mucho más grande que sus hermanos, pero también muchísimo más oscuro que los otros paitos.


Sus amigas patas comenzaron a decir:


– ¡Qué patito tan feo! – dijo una.


– Sí, no se parece en nada a sus hermanos, es un patito feo – exclamó otra.


– ¡Es un patito feo, feo, feo! -Decían todos.


La Señora Pata lo aparto con su ala y lo colocó de bajo, se moría de vergüenza y pena por lo que todos le decían al patito feo.


A los días los patitos caminaban con su mamá, detrás de ella. Pero la mamá pata comenzó a apartarlo, un día tras otro, el patito feo comenzo a sentirse mal y muy triste, a comprender que su familia no lo quería. Todo el mundo seguía diciendole patito feo, así que el patito penso que si cambiaba su aspecto podían quererlo.


El patito feo cada día lucía más grande, flaco y desplumado, sus hermanos le hacían bromas. Estas bromas lo hacían sentir bastante mal, por ello el patito feo decidió irse y buscar un lugar con amigos que lo quisieran a pesar de su aspecto.


El patito feo salio desde la salida del sol, huyó de la granja, camino y camino. En el camino una anciana paso, lo recogió y lo llevó a su casa. La anciana trataba muy bien al patito feo, lo alimentaba y calentaba. Un día la anciana le dijo a su vecino, cuando este vió al patito, que lo alimentaba para que creciera y lo pudiera preparar para la cena. El patito escuchó esto y se asustó mucho, salió corriendo de ese lugar.


El patito salió sin rumbo alguno, camino y camino de nuevo, sin rumbo se quedó en el bosque hasta que llegó el invierno. El patito tenía mucho frío debido al invierno, las plantas se habían quedado sin hojas para cubrirse y el agua estaba congelada.


Con el tiempo llegó la primavera, salieron las flores y los árboles se dotaron de hojas verdes. El patito feo salio feliz por el bosque a buscar comida, tomar agua y ver los árboles. El patito feo estaba bien, pero se sentía solo y eso lo ponía triste.


Un día, pasó frente a un estanque, donde habían aves grandes y blancas.


-¡Que hermosas aves! -Dijo el patito feo.


Las aves lucían elegantes, muy agraciadas. Eran cisnes. El patito se sintió feo de nuevo, quería observarlos sin que se burlarán de él, así que se acercó, se posó bajo una hojas grande, cerca del lago.


De pronto los cisnes lo vieron,


– ¡Hey! ¡es uno de los nuestros! -Dijo un cisne.

-¡Sí, es uno de los nuestros!-dijeron.


El patito asombrado les respondió:


- ¿Es una clase de burla? ¡No os burléis de fealdad! Soy un pato feo dijo acachandosé.

-¿Fealdad?

-Mira tu reflejo en el estanque y verás lo que en verdad eres. -le dijeron las aves.


El patito extrañado se acercó más al lago para ver su reflejo, había cambiado desde la última vez que se había visto. El patito feo se quedo maravillado, durante el invierno se había transformado, ¡Era un hermoso cisne!


Su felicidad fue tanta que no cabía en su corazón.


-Ven vamos -le dijeron los otros cisnes


Se dice que el patito feo no volvió a estar solo ni triste, el patito feo en verdad era un cisne y era el cisne más grande, blanco y elegante del estanque. Todos los cisnes alababan su alegría y actitud más que su aspecto, lo querían mucho y valorban.


Moraleja:

Algunas veces los prejuicios juegan para no ver el valor de alguien, incluso para nuestra familia, pero debemos apreciarnos, siempre habrán personas que lo harán. Todos podemos transformanos en algo hermoso y elegante, y una cisne alegre, valiente de buscar nuestra felicidad y libertad.


Cuento de Alexandra Porras, basado en el cuento original de Hans Christian Andersen



Escuchalo también y observalo en lengua de señas.



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